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Existen sensaciones que son sueños, que ocupan como una niebla toda la extensión del espíritu, que no dejan pensar, que no dejan actuar, que no dejan claramente ser. Como si no hubiéramos dormido, sobrevive en nosotros un no sé qué de sueño, y hay un torpor del sol del día calentando la superficie estancada de los sentidos. Es una borrachera de no ser nada, y la voluntad es un balde vaciado en el jardín por un movimiento indolente del pie al pasar.
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Fernando Pessoa / Libro del desasosiego.
Traducción de Perfecto E. Cuadrado.
8 comentarios:
Pessoa escribiendo este texto en el Café O Brasileira, los tranvías de Lisboa, sus calles empinadas...
Un saludo.
Hará como un millón de años que vi una película en el cine que llevaba por título "En la ciudad blanca". Desde entonces que deseo visitar Lisboa, y todavía no he puesto los pies en ella. No sé si finalmente, el día que consiga ver la ciudad blanca, se parecerá a la idea y sensaciones que guardo, pero da igual, y es que tengo el convencimiento, sin haberla visto, de que Lisboa debe ser una de las ciudades más preciosas del mundo.
Un saludo!
Hola Roma
Hace un par de días, eligiendo en mi biblioteca un nuevo libro que llevarme a los ojos, tuve entre mis manos "El libro del desasosiego". Pero una vez más, no me atreví con él... Hace años que lo compré, en mi primer viaje a Lisboa, en portugués. Lo comencé pero resultó demasiado duro. Ahora ya lo tengo en castellano - creo que la misma edición que estás manejando tú - pero me asusta. Se que el día que entre en ese libro... quizás no vuelva a salir (y desde luego que inundaré mi blog con sus citas, hasta el punto de que se convertirá en un blog temático...). En Semana Santa viajaré de nuevo a Lisboa, y quizás me zambulla en el libro antes, a ver si me atrevo.
Estoy seguro de que Lisboa, el día que la conozcas, se parecerá a esa Lisboa que imaginas. He conocido otras ciudades hermosas (Praga, Budapest, Edimburgo) pero desde luego la magia decadente de Lisboa es especial. Entiendes esa luz oblicua de la que habla Pessoa en muchos poemas, el gran padre Tejo dirige tu mirada hacia ultramar, te dejas arrastrar por la melancolía de las viejas calles... Y te marchas y te llevas Lisboa en el corazón, y entiendes que significa eso de la "saudade".
"Un torpor del sol del día calentando la superficie estancada de los sentidos". Cielos. Esa podría ser una buena definición del sentimiento que produce la ciudad.
Ah, y otra película en la que sale Lisboa: "Lisboa story" de Win Wenders. La ví el otro día en la FNAC y la recordé, de muchos años atrás. La banda sonora es de Madredeus y ellos también tienen presencia en la película, sobre todo Teresa Salgueiro. Aunque Lisboa es fado, para mí está ligada inextricablemente a la música de Madredeus. Y por otros motivos, a Cesaria Evora.
Hola Foliot, el que yo tengo es de la editorial El Acantilado.
Tengo un amigo para el que este libro es como parte de su propia carne. Se queda sin palabras si ha de decir hasta qué punto le gusta.
No sé si lo sabes, pero no es preciso leer el libro de la primera a la última página. Puedes abrirlo al azar y leer, por donde sea, cerrarlo y volverlo a abrir, por cualquier página. Eso facilita que leas hasta donde seas capaz de digerir cada vez. Por eso puedes perderle el miedo tranquilamente y leer sólo lo que te atrevas a leer. Ya te digo, no es libro como una novela ni una biografía. Son fragmentos. Pensamientos. Reflexiones.
Hola Roma. Mi libro es el mismo que tienes tú, si.
Sabía que se podía leer el libro de manera desordenada, pero no se si me consuela jeje. Será difícil igual... Cuando me ponga con él ya te contaré hasta que punto quedo atrapado.
Yo creo que ha de gustarte mucho. Y espero que me lo cuentes. Lo que sí es verdad es que cada libro y cada lector tienen su día señalado, que sus relaciones son siempre íntimas y que no hay que forzar a nada.
"Un torpor del sol del día calentando la superficie estancada de los sentidos".
Esa frase, Folit, sintetioza para mi a Pessoa, torpemente abrumado por la inanidad, escarbando en los sentidos en busca del sentimiento de desasosiego, donde pocas veces una palabra está tan bien aplicada.
En aquel velador del cafetín en la parte alta del Chado, junto a la placita donde el tranvía da la vuelta, Pesoa escribía liberándose del desasosiego, al acabar su rutinaria jornada, que alimentaba ese sentimiento.
Repito: tu frase es una magnífica evocación.
Roma, vete a Lisboa para dar una pseo. No dejes para mañana lo que tampoco puedas hacer hoy.
Me gustaría mucho, sí, dar un paseo por Lisboa. De momento no se me presentan las condiciones que desearía para dar ese paseo, pues no encuentro el momento ni el acompañante propicio, y prefiero esperar hasta encontrarlo.
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