sábado, noviembre 12, 2005

La pálida


Mis certezas desayunan dudas. Y hay días que en que me siento extranjero en Montevideo y en cualquier otra parte. En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.
Eduardo Galeano / El libro de los abrazos.

2 comentarios:

Mármara dijo...

"Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido".
A veces pasa eso, sí.

Roma dijo...

Sí, a veces pasa eso.