viernes, agosto 18, 2006

El imperio de los sentidos


En 1976 la policía japonesa detuvo por orden judicial al cineasta Nagisa Oshima, que fue acusado del delito de obscenidad por su película El imperio de los sentidos*. Ese mismo año empezaron las sesiones del juicio y tres años más tarde, después de veintitrés sesiones, se dictó sentencia absolutoria.

En una de esas sesiones, Nagisa Oshima pronunció un alegato en su defensa que tiempo después sería publicado en forma de ensayo. El discurso gira en torno a la pregunta de ¿qué es obscenidad?

Con anterioridad al alegato, en el prólogo del guión del filme (que fue editado en forma de libro y bajo el mismo título), Nagisa Oshima había escrito: “Durante la realización de El imperio de los sentidos comprobé que el ser humano es un animal que desea vehementemente contemplar aquellas cosas que le está vedado ver. ¿No reside la pornografía en mostrar aquellas cosas que, por muy vehemente deseo que se tenga de ver, permanecen ocultas? Digo “mostrar” lo oculto, pero ¿no se trata de hacer parecer que se muestra? Lo esencial de la pornografía reside en hacer creer que se muestra, en sugerir lo oculto”. “Desde el momento que El imperio de los sentidos fue prohibida en Japón se convirtió en una película pornográfica. Cualquiera que sea su contenido, la han convertido en una película porno. Tal vez si el filme se contempla resulte que no es en absoluto pornografico. Es posible que la libertad para ver el filme quite de él todo rastro de pornografía, pero mientras permanezca prohibido seguirá siendo un filme pornográfico”. “Nada que pueda ser representado es “obsceno”. La obscenidad reside en lo que no es representado, en lo que no se puede ver, en lo que permanece oculto. Reside en el corazón del hombre que reacciona contra ese ocultamiento. Los seres humanos que deseando ver algo lo rechazan, experimentan la “obscenidad”; pero cuando sienten que se les muestra lo que deseaban ver, la obscenidad se desvanece junto a sus tabús, y un proceso liberador nace.”

Durante el juicio, y refiriéndose a la historia de amor que narra en su filme, dijo Nagisa Oshima al tribunal: “ Sin el reconocimiento de la absoluta libertad del otro no hay amor. A partir de este reconocimiento comienza el amor, un amor ineluctablemente unido a la sexualidad. Tal amor sólo puede nacer entre seres que tienen en común el pensamiento de que el ser humano, incluida la sexualidad, originalmente es totalmente libre y de que todo le está permitido. Sólo quienes conocen esta gran alegría y esta gran tristeza pueden amarse. Utilizo la palabra “tristeza” porque ser absolutamente libre y sentir que todo está permitido es extremadamente terrorífico” .

*El imperio de los sentidos cuenta la historia, ocurrida en 1936, de una mujer llamada Abe Sada y su amante, Ishida Kichizo.

(La información para este post la he sacado de una hoja de periódico que he encontrado en un cajón, junto con muchos otros papeles, y de la que no guardaba memoria. Seguramente en su día la guardé por alguna razón que ahora no puedo saber con seguridad, pero al volverlo a leer he pensado que seguramente entonces, hace más de 20 años, debí encontrar el artículo tan interesante como anoche cuando lo volví a leer. Es un artículo editado en El País el 17 de enero de 1986. Está firmado por A. F-S., y se titula “¿Qué es obscenidad?”)

2 comentarios:

Luis Rivera dijo...

Roma: mi asombro ante lka película de que hablas fué absoluto. Como el que viví ante la famosa escena de la mantequilla en "El último tango en París". Sugiero verla de nuevo y atender al texto del personaje que protagoniza Marlon Brando. Lo obsceno es lo prohibido en nuestra cultura, frente a lo que descubrimos en otra. La única obscenidad que reconozco es la vesanía y la cueldad. No hay placer en la sodomización de "El último tango..." y si una enorme desesperación, poco lúcida, puesto que el espectador no la reconoce (el espectador general) Yo iba a Perpignan avergonzado, porque quería ver una secuencia que era para los demás pornográfica. Independientemente del placer oculto de participar de una sodomización en la españa de franco. Recomiendo conocer el texto de "Las Vriadas" de Jean Genetl. La pregunta seimpre es la misma, ¿donde está el horror?

El Lehendakari dijo...

Hola. Conozco esa película de siempre... pero nunca la he visto. Pocas veces la han emitido en televisión, ¿no? ¿¿Será que la consideran "obscena"?

Muy interesante el artículo:
-Los seres humanos que deseando ver algo lo rechazan, experimentan la “obscenidad”; pero cuando sienten que se les muestra lo que deseaban ver, la obscenidad se desvanece junto a sus tabús, y un proceso liberador nace.
-Sin el reconocimiento de la absoluta libertad del otro no hay amor

Bueno, espero que mi blog no llegue a oídos de la policía japonesa, no sea que me detenga por "obsceno", jeje. Un beso.