sábado, febrero 18, 2006

Pleamar

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es evidente: cuando se alcanza el instante de eternidad que lo tiene todo no se quiere nada. Ahora ¿cómo se alcanza ese momento? Seguiremos buscando.

Mármara dijo...

No es tan difícil, lehendakari, sólo tienes que estar atento.
Seguro que Roma, después de encontrar ese título para su cuadro (por ejemplo), podría decirte lo mismo que yo.

Marcela dijo...

Quizá dejamos pasar demasiados momentos de eternidad por ansiar continuamente; la ansiedad no nos permite a veces disfrutar de las cosas más pequeñas, pero más satisfactorias.