sábado, diciembre 17, 2005

Al otro lado de las montañas


Alguien dijo que había ciudades para soñar
al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire,
sumergidas en las lagunas,
o perdidas en el corazón del bosque.
Los que allá fueron nada encontraron,
ni altas torres ni jardines
ni mujeres hilando en el atrio,
ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita.
Sólo yo traje algo para seguir soñando
algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
algo que era una flor o un mirlo de oro
o un pie descalzo de mujer,
un sueño de otro que se ponía a dormir en mí,
echado en mis ojos,
pidiéndome que lo soñase mas allá de las montañas,
donde no hay ciudades para soñar.
Y ahora mi oficio es soñar, y no sé
si soy yo quien sueño, o es que por mi sueñan
campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño,
o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón.


Alvaro Cunqueiro / Al otro lado de las montañas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy bello el texto

Roma dijo...

Eso creo yo también.

Mármara dijo...

Muy bello y muy conmovedor. Y qué bonito, el oficio de soñar.

Anónimo dijo...

Humm... Me ha venido a la mente Judy Garland al son de "Over the Rainbow"...
Precioso texto Roma