martes, septiembre 05, 2006

(amarillo viajero)

¿Viajar? Para viajar basta con existir. Voy de día en día, como de estación en estación, en el tren de mi cuerpo, o de mi destino, inclinado sobre las calles y las plazas, sobre los gestos y los rostros, siempre iguales y siempre diferentes, como son, al final, los paisajes.
Cuando imagino, viajo. ¿Qué otra cosa hago yo cuando viajo? Sólo la debilidad extrema de la imaginación justifica que uno tenga que trasladarse para poder sentir.
"Cualquier camino, este mismo camino de Entepfuhl, te llevará hasta el fin del mundo." Pero el fin del mundo, desde que el mundo se consumó dándole la vuelta, es el mismo Entepfuhl de donde se partió. En realidad, el fin del mundo, como su principio, es sólo nuestro concepto del mundo. Es en nosotros donde los paisajes son paisaje. Por eso, si los imagino, los creo; si los creo, son; si son, los veo como a los otros. ¿Para qué viajar? En Madrid, en Berlín, en Persia, en China, en los dos Polos, ¿dónde estaría yo sino en mí mismo y en el tipo y género de mis sensaciones?
La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.
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Fernando Pessoa / Libro del desasosiego.
Traducción de Perfecto E. Cuadrado.

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