viernes, agosto 04, 2006

El encantador de serpientes

(La encantadora de serpientes (1907) / Henri Rousseau)
. . . . . .
.
Los dioses comenzaron un mundo, el hombre otro,
y así el encantador de serpientes comienza:
bocaflauta, ojoluna. Toca: verdisono, acuifónico.
.
La flauta verdifluída hasta ser verdimóvil
asume sus languideces juncales y ondulosas.
sus notas verdes se engastan, el río se descompone
.
imágenes en torno a su música. Toca
abriéndose un lugar en que erguirse, sin rocas
ni suelo: de oscilantes lenguas de hierba onda
.
le sostiene.Y su mundo serpentino recrea
de cimbreos y súbitos resortes, desde el fondo
de su mente reptil. Y ahora culebras
.
se ven. Y las escamas serpentinas se han vuelto
hojas y luego párpados; cuerpos dúctiles, ramas
pechos de árbol y hombre. Y él, de este mundo dentro
.
rije las contorsiones que hacen que sea serpiente
y su poder ductísono evidente con sólo
esta flauta exigüisima. De este nido saldrá
.
como el mismo ombligo del edén mundo luengo
de reptantes generaciones Fiat serpente!!
y las serpientes fueron, son y seran; y un tiempo
.
vendrá y consumirá al flautista, su música
le cansará y el mundo volverá a la sencilla
tela de urdimbre y trama serpentina. Y él busca
.
tejer una acuiverde confusión serpentina
hasta que no haya más serpientes y las aguas
vuelvan a su verdor y a su forma prístina.
Y los párpados cierra y reposa la flauta.
.
Silvia Plath / El encantador de serpientes.

4 comentarios:

Mármara dijo...

Fantástico empeño, el de este encantador de serpientes...

Luis Rivera dijo...

¿Ves? Me pasa lo mismo a mi con este poema que a ti con el de Rilke. La poesia necesita química con el lector, no capacidad.
Lo que si me parece curioso en el poema es la acumulación (debe de ser intencionada) de palabras de complicado y extraño uso que te hacen tropezar permanentemente en la lectura preguntándote que es lo que significan (o preguntándome, sería mejor escribir). Aunque descubro que no aparecen muchas en diccionanrio alguno y entonces pienso que esa es la intención del poeta, la de crear un lenguaje propio, lo que me parece ocurrente. ¿Ves? Al final todo tiene su cosa.

el foliot rojo dijo...

Coincido con Luis en lo de la creación de un lenguaje propio. Lo consigue, ¡a fe que lo consigue! Maravilloso poema. Tenía ganas de leer a Sylvia Plath, sobre todo después de ver la película con mi adorada Gwyneth Paltrow, pues me pareció una mujer muy interesante, y este poema me ha puesto los dientes largos: ¿es así toda su obra? Menudo tour de force la traducción: leerla en inglés, por otra parte, debe ser poco menos que imposible...

Roma dijo...

Disculpas pido por aparecer por aquí a estas horas... o sea, casi cinco días después, no?

Este poema lo encontré de casualidad, no sabía de su existencia hasta ese mismo día en que lo colgué en el blog. Lo leí y me gustó, me gustó el sonido de las palabras, eso de bocaflauta ojoluna verdisono acuifónico verdifluida verdimovil y acuiverde serpentina... sea lo que sea que sea... suena tan agradable... y la repetición dec la palabra serpentina, también me encanta... pues no sé, fue un enamoramiento a primera vista, jajaaa, sin más pensar, sólo en sentir la música de las palabras. Y esa frase de las olas... esa que dice oscilantes lenguas de hierba onda, pues también me parece una metáfora muy original.
El empeño del flautista es el de encantar a las serpientes con la música de su flauta... y la verdad que en este poema el flautista es ella, Sylvia Plath, la música son sus palabras y las serpientes nosotros. Tal cual. Curioso,no?

Un abrazo triple!!