jueves, abril 20, 2006

Felicidad


... A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro; tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír... simplemente por nada. ¿Qué puede hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo?¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer beodo o trastornado? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius? ...
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Katherine Mansfield / Felicidad.
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6 comentarios:

Ana dijo...

Ayyyyyyyyyyysss, como me recuerda todo eso a mis 28 años...qué bonito, ¿a que sí Roma? Siempre queda en el buen recuerdo.

Marcela dijo...

me gustó es texto; es cierto que las convenciones sociales son una atadura, en muchas ocasiones, por eso creo que de vez en cuando hay que saltárselas y dejar al cuerpo que disfrute y que se comunique aunque sea al margen de las normas. (Que lo prohibido da mucho morbo)

Roma dijo...

Jajaaa, Ana, pozí, pero a mí me asaltó esa felicidad ayer mismo sin ir más lejos, jajaaa
Y pozí, Marcela, pozí pozí, lo prohibido da mucho morbo...
Oye... y tú cómo lo sabes? jajajaaa

Autómata 34 dijo...

pues sí, totalmente de acuerdo....con 30-40-50 debería ser igual.


Mil besos

Marcela dijo...

Si es que, mi vida es puro morbo, ajjajajjaaa.

Anónimo dijo...

Yo ya tengo 32 y también siento muchas veces ganas de comportarme como una niña.