miércoles, enero 25, 2006

57.


57.
Me ocurre con frecuencia cuando he viajado en avión, que encuentro muchas caras que me resultan familiares. Una vez llegué a preguntarle a una chica de qué nos conocíamos. Pasé gran verguenza al comprobar que no me conocía de nada.
En síntesis podríamos denominar este fenómeno como:
necesidad de cómplices para subir al cielo.
Rafael Lamata Cotanda / Palabras contra palabras.

5 comentarios:

Mármara dijo...

Qué fantástica idea, la de cómplices que nos acompeñan, cada día, para subir al cielo. Porque, la sensación sí que la tengo, pero me faltaban palabras para expresarla.

Ana dijo...

¿Será para superar el miedo a volar lo de cómplices para subir al cielo? En compañía solidaria -que no solitaria- los miedos tienden a desvanecerse.

Anónimo dijo...

A mí me da pánico volar,así que cada vez que subo a un avión, me reconcilio con todo el santoral, por si las moscas...

yo, la peor de todas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Yo no he comprobado esa situación pero sí la de reconocer a alguien y no saber de qué... será la edad... o las noches demasiado largas ;-)