
Si la noche
oscureciera en mis pestañas,
no tendría que ocultarme
de tu rostro.
Pero huyo
sembrando de pisadas descarnadas
el camino.
Así no quiero que me veas,
en epidermis teñida de pesares.
No te burlarás de mí de nuevo.
Me arrojaré, si soy capaz,
a la laguna negra de tu olvido,
o me consumiré
en el fuego letal de tu abandono.
Mejor que aparezcan mis huellas
en la cara escondida de la luna,
así dudarás de mi existencia.
oscureciera en mis pestañas,
no tendría que ocultarme
de tu rostro.
Pero huyo
sembrando de pisadas descarnadas
el camino.
Así no quiero que me veas,
en epidermis teñida de pesares.
No te burlarás de mí de nuevo.
Me arrojaré, si soy capaz,
a la laguna negra de tu olvido,
o me consumiré
en el fuego letal de tu abandono.
Mejor que aparezcan mis huellas
en la cara escondida de la luna,
así dudarás de mi existencia.
S. O.
4 comentarios:
Terrible, en efecto, el desamor. Tanto o más que el olvido.
Hummm... ¿por qué será que eso me suena?
Tempus dixit.
Porque tienes un oido de tísica, querida Tempus, de tísica.
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