espionaje en la red... o la red de espionaje ...
hombre!, mujer! qué cosas! si antes me aplico a fondear en mi contador espía y descubro que los humanos buscan en internet las cosas más insospechadas (siguen buscando amputadas de una manera que ya me empieza a mosquear, y en concreto "amputadas", que no amputados, que no buscan en genérico sino en femenino declarado) y de las maneras más insólitas, y me apunto a pensar en que ahí anda escondido un arsenal de información en versión original inaudito y realmente interesantísimo para realizar estudios sociológicos (anda que no me había quedado corta ni nada... ) ... antes me encuentro con este artículo: "Todo ordenador esconde un espía", (EL PAÍS - Sociedad - 10-09-2006), que me ha dejado los ojos abiertos como platos y la barbilla a la altura del pecho: Oh!, dios, los buscadores de internet hacen un papel que no lograría superar el mejor espía del mundo con los mejores medios a su alcance. Los buscadores conservan el rastro de tus búsquedas, que vienen a ser los pasos que das en pos o por mor de tus más íntimos deseos y temores: "... los resultados de sus búsquedas decían más de ellos, probablemente, que su dirección postal o número de la seguridad social. AOL dejó al descubierto, en definitiva, los miedos, deseos, inseguridades e intenciones más ocultas de sus clientes. " .
He recordado al terminar de leer el artículo que en el libro "Preocuparse es divertido" viene un texto que a mí me parece muy interesante y que he colgado al menos dos veces en este blog (primera vez) (segunda vez) y que habla de un objeto de deseo inalcanzable, de un deseo de deseo que nos posee.
(Holbein /Los Embajadores)
También viene a decirnos cómo los productores de nuestra sociedad de consumo a sabiendas de su existencia (de ese deseo que jamás puede ser satisfecho) hace uso de esa demanda de deseo y psicológicamente lo emplea en su provecho y beneficio aplicándolo en las campañas de publicidad de los productos que fabrica y que necesita que consumamos.
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En el artículo de Patricia F. De Lis se pueden leer cosas tan interesantes como estas:
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"Enlace por enlace, clic por clic, la búsqueda posiblemente está creando el aparato cultural más duradero, sólido y significativo de la historia de la humanidad: la base de datos de las intenciones. Tomada en su conjunto, esta información representa una base masiva de datos de deseos, necesidades y preferencias que se puede descubrir, citar, archivar, rastrear y explotar para todo tipo de fines".
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"Como explica Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, "el caso de AOL no podría haber sucedido en España, porque desvelar una dirección IP es delito". Domingo cree, en todo caso, que los usuarios tienen que ser conscientes de los datos que ofrecen en Internet, y de que la búsqueda es uno de los más importantes. "Muestra todas nuestras costumbres, usos, tendencias, preferencias, deseos... Para un director de marketing, es el súmmum. Una orgía de datos".
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La pregunta clave sigue siendo: ¿por qué los buscadores guardan todos estos datos, con el coste de almacenamiento consiguiente? Hay una explicación muy simple: quieren ofrecer publicidad cada vez más segmentada a sus clientes. El negocio de insertar publicidad en las búsquedas se basa en conocer cuáles son exactamente las palabras más solicitadas, y en informar a los anunciantes para que puedan pujar por ellas. Es decir, quien más pague por la palabra "coche" aparecerá destacado en los resultados de una búsqueda. Este negocio mueve unos 80 millones de euros en España, y creció más de un 300% en el segundo semestre 2005, según datos de IAB (Internet Advertising Bureau). Y las empresas quieren más. Amazon acaba de registrar una patente para exprimir sus bases de datos, que incluyen los datos de las búsquedas de sus 60 millones de clientes, y poder deducir de ellas su nivel de ingresos, orientación sexual, raza y religión.
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Y es que los buscadores almacenan y manejan los datos de cada una de las peticiones que se realizan en sus páginas. Las compañías no aclaran qué hacen exactamente con la información, ni durante cuánto tiempo la guardan. Mientras, el negocio de la publicidad crece en sus páginas un 300%.