martes, septiembre 26, 2006

la buena educación

Lo acabo de ver y de leer y me lo traigo para aquí sin pedir permiso a ninguno de los actores. No creo que hayan motivos para molestarse, más bien me parece todo lo contrario.
Gracias Chusbg.

6 comentarios:

Mármara dijo...

Gracias, Roma. Sabía que el tema iba a levantar ampollas, las mismas que me ha levantado a mí el artículo de Alberto.
Pero no tenía ni idea de que también llegaran las addesiones, porque mi discurso no suele ser muy popular entre ciertos sectores.
A Chusbg ya le he dado las gracias en su propio blog que, he de confesar, sólo había visitado una vez, hace tiempo. Ahora que me habéis dado la oportunida de conocerlo lo visitaré más a menudo.
Un abrazo para ambos, y para el resto de la concurrencia.

Jesús Miramón dijo...

He leído toda la cadena y quería decir solamente que estoy totalmente de acuerdo con las tesis de Mármara (tan claramente expresadas). Ah, y mi mujer, profesora de Lengua y Literatura en un instituto público de enseñanza secundaria, también.

Un saludo a Roma, a Mármara, a Luis y a todos los demás.

Luis Rivera dijo...

Queridos todos: me veo en la obligación, por las vueltas que da el debate, de tratar de recomponer un poco el orden del mismo porque al final no se ya si estoy o no de acuerdo con alguien o si realmente estamos hablando, apasionada o desapasionadamente de lo mismo o de cosas diferentes.
1 - Alberto cuenta una anécdota que Roma traslada a su blog. En esta anécdota explica que unos muchachos que están a su cargo, él es docente o maestro o profesor de instituto, hacen un trabajo de sencilla manualiodad con desgana, desinterés, falta de motivación y lo que es peor, con argumentos irónicos para justificar su lasitud.
2 - Entre innumerables torpezas de teclado, o sea de mis dedos, me refiero a mi crítica a un sistema que permite, exactamente lo que Alberto denuncia. Falta de esfuerzo, carencia de motivación y una irrespònsable justificación. Y añado que creo que el sistema educativo que tenemos ahora olvida rescatar el esfuerzo individual, la mínima competitividad en el estudio, y la falta de autoridad de profesores en el aula.

3 - Mármara me contesta. No sabe si soy docente o padre. Su respuesta está enfocada desde la ´çoptica del docente y poco tengo que decir. Sus argumentos son razonables y razonados y su pasión admirable.
Hace un encendido elogio del profesorado consciente de sus obligaciones, del que se esfuerza en su formación continua.
Alude al número excesivo de horas que los chicos pasan metidos dentro de sus tareas escolares, y establece una diferencia entre autoridad y poder.
Ella si cree que hay emulación en el sistema, y competitividad.
No tengo delante todo el escrito, pero al leerlo no puedo por menos que estar de acuerdo con ella en casi todo lo que dice y así lo expongo en el siguiente comentario. Tengo salvedades a hacer pero pienso que estamos cruzando líneas en el debate. Yo no estoy hablando de lo que ella habla, o eso creo.

AHORA: se que el resumen que he hecho es corto y seguramente deficiente, pero servirá como base a lo que quiero escribir ahora.

Como sea que en el nuevo debate que se abre en el blog de Chusbg me parece percibir que mis argumentos se toman por nostalgias, aunque Chusbg afirma que comparte algunas de esas cosas, quiero clarificar mi posición.
Creo que en los debates esto es bueno. En España, en nuestra cultura, empezamos hablando de A y sin darnos cuenta acabamos discutioendo sobre M.

No soy ni he sido nunca docente salvo que en algunas universidades me pidieron en su tiempo que diera charlas sobre mi profesión. Fué una experiencia que duró varios años, muy agradable y retribuida con el afecto y simpatía de los estudiantes con los que me resultaba muy fácil conectar, pero que en ningún caso puedo poner como experiencia encima de la mesa.

Hablo ante una situación escolar que se resume en datos que aporta la UE, Estamos en las más bajas cotas de calidad de la enseñanza. Este es un dato constatable.

Hablo desde el convencimiento de que el sistema de enseñanza propuesto por los diferentes Ministerios no consigue mejorar esa calidad. Este es un dato constatable.

Hablo desde el conocimiento de bastantes becarios procedentes de universidades de Madriod (probablemente en el curso de 20 años unos 80 individuos), extraídos de aprosimadamente unos 600 expedientes, que han ejercido funciones de tales, con sus contratos de trabajo preparados por instituciones docentes, debidamente remunerados y en regimen de seguridad social, que han pasado por mi compañía en un programa de ayuda mutua, del que me he encargado yo personalmente. Y hablo de ellos, porque encontrar a 4 al año entre 40 expedientes, suponía un esfuerzo tremendo en busca de una calidad mínima.

Los contratos de becarios tienen una doble misión: formar al universitario en el proceso de integración al mundo laboral por parte de la compañía, y aportar el becario su experiencia y tiempo en funciones útiles dentro de ese proceso.

Gradualmente, he ido observando como los niveles de conocimiento de su área, disminuían a la par que el nivel de desinterés y soberbia profesional.
Se de lo que hablo. Me he encontrado con chicos esforzados, terriblemente esforzados, y muy preparados. He ido viendo año tras año como las chicas iban superando en el mundo profesional la capacidad de esfuerzo de los muchachos: más tenaces, más atentas, más observadoras. He ido viendo como en ocasiones, cuando me retiré ya de toda actividad lanboral, tener becarios era contraproducente dado que el nivel de conocimiento del seleccionado por la Universidad no es aplicable ni bajo mínimos a la escuela laboral.

Hablo de gente que llega al mundo laboral con una pérdida de orientación tal que ignoran lo que es la autoridad, en la propia pirámide de conocimiento de un equipo de trabajo: autoridad quiere decir respetar el derecho de las personas responsables de la toma de decisiones a esa función, sin interferir. Hablo de la soberbia que entraña asumir tomas de decisiones no delegadas, con el riesgo funcional que eso conlleva.

No hablo de poder: diferencio apropiadamente entre autoridad y poder.

Hablo del desinterés de la familia (la familia en términos estadísticos, la desinteresada) en intervenir en la educación para la convivencia, en la parte que les corresponde. La emulación social se centra en la posesión de signos externos. No pretendo que eso se pueda corregir por una sola familia en su seno, pero el desinterés en corregirlo existe en cifras estadísticamente escandalosas.
Pienso que el fracaso como padres existe a partir de mi generación, que fué la que se encontró con la transición política. Yo tengo 62 años y ni una sola gota de añoranza.
Que cualquier tiempo pasado fuera mejor es algo que les aprovecharía a ellos, que a nosotros nos toca vivir el tiempo nuestro. No hablo de eso ni añoro las escuelas rígidas que viví desde 1950 (primer año en que pisé un colegio) hasta la década de los 60.

Pido excusas a todos por lo insistencia en mi argumentación. Para mi, diré la verdad, que un profesor denuncia públicamente que sus alumnos no saben hacer un pas partú es una demostración de su fracaso como docente. Pero yo no quería hablar de ello, sino de la calidad de la enseñanza, no de los enseñantes, ni de los aprendientes (me acabo de inventar la palabra)

chusbg dijo...

Sabes Luis que no estaba en mi ánimo el molestar y si ha sido así pues me toca pedir disculpas, y las pido, comprendo tu intención con lo que dices, y hasta puedo estar de acuerdo en algunas cosas, mira por ejemplo en lo de las familias no, me parece un tópico, conozco profesores que piensan como tu dices, y ellos hacen exactamente lo mismo que denuncian con sus hijos, yo he tenido que soportar que me dijeran que estaba todo el día dando el coñazo en el colegio y soportar que en el comedor se hiciese lo que dijera la empresa de comida pues no había ningún profesor al cuidado durante ella, cuando, es preceptivo, he propuesto que vayamos padres que quieran ir, uno cada día por supuesto, se han reido de mi, habrá familias que no se implican, pero a las que lo hacen se las llega a tildar de pesadas. Bueno, se que no explico tan bien como lo pueda hace Mármara, ni tengo su experiencia, pero tengo la experiencia de seguir la educación de mi hija día a día, y te puedo asegurar que lo peor no son las familias.

El sistema es un mal sistema educativo, pero los profesores que yo he visto no aplican el que debieran, el aprobado en las Cortes, se dedican a denostarle y reirse de él, siguen dando clase y exigiendo cosas que pertenecen al pasado, hay otra manera de verlo, Mármara lo ha demostrado perfectamente. Los profesores en general, y hay muchas benditas excepciones, actúan según sus posicionamientos políticos tenemos todavía mucho de las ideas del anterior régimen en la enseñanza, y mucha posición de soberbia en la nueva. No digo que tu tengas esas ideas ni mucho menos.

Ya te dije antes que he visto en los profesores de mi hija que, algunos, teniendo ese mismo sistema educativo que otros, transmiten muy bien conocimientos y los alumnos estan muy contentos con ellos y lo que es más, aprenden, porque en España hay todavía libertad de cátedra y ya puedes estar en el peor colegio del mundo, que si el profesor es bueno aprenderás bien.

Bueno, Luis lo siento son desbarres míos, sólo no estoy de acuerdo contigo en lo de las familias.

La palabra es kmyuwar, no se si tendrá algo que ver pero parece Km tu guerra en inglés.

Un saludo y decirte Luis que siempre leo tus comentarios con mucho interés.

Luis Rivera dijo...

Bueno, bueno chusbg, que yo no me he enfadado ni un ápice. es más, me parece estupèndo, lo que dices, lo que escribes y como lo has hecho..
NO hablo de las familias en particular. Estoy tan alejado de la enseñanza que no voy a juzgar donde radica el problema. Como en botica, habrán magníficos enseñantes y familias magníficas.
Y estoy muy alejado del regimen anterior, incluso lo estaba cuando el regimen era omnipresente.
No, me refiero a los resultados y eso lo hago a nivel sociológico. Yo creoq ue se me ha interpretado como un agresor a enseñantes o a familias y un nostálñgico de la letra con sangre entra.
No es nada de eso: es que la baja calidad de la enseñanza baja la calidad humana y profesional de la sociedad en que vivo, y como esá baja calidad se puede constatar en cifras y estadísticas, pienso que hay un problema.
Al leer Alberto, pienso que él no supo conseguir, exigir, lograr o lo que sea, que esos chicos hicieran un trabajo digno. Y la respuesta, justamente por falta de autoridad (tal vez no sea la palabra ) del maestro fué cinica. Ambas cosas debieran haberse evitado.
Estoy encantado de encontrarte en pleno debate y yo leo también tus comentarios.
Un abrazo muy cordial.

dzvebl: diez venablos

Mármara dijo...

Voy a ser muy clara, Luis. No te falta razón en lo que dices respecto a la escasa competitividad de la juventud en el mercado laboral. Es tu experiencia, además, así que, ni media palabra.
Lo que me he esforzado en explicar es lo que comenta Chus, respecto al profesorado de este país.
No es fácil que mejore la calidad de la enseñanza, ni que mejoren los resultados del Informe PISA, cuando una parte importante del profesorado sigue anclada en el pasado porque no ha sabido ni querido cambiar en la medida en la que lo requería, y requiere, el cambio que está esperimentando la sociedad. Y es, precisamente, ese sector quien más critica y denosta al alumnado, quien gasta sus energías criticando a diestro y siniestro a su alumnado, a las leyes, al sistema, a las familias (sí Chus, estoy contigo, cuando una familia se implica se la tilda de pesada) y a quien se ponga por delante. Todo, por no hacer un pequeño ejercicio de autocrítica, después de haber reflexionado sobre lo que le está ocurriendo en el aula.
Siento decirlo, pero como no soy nada corporativista lo siento sólo un poco: la lacra del sistema educativo es esa parte del profesorado que se empeña en transmitir contenidos del siglo XX a alumnado del XXI con una metodología decimonónica (la frase no es mía, pero la asumo al 100%). Ni leyes, ni sistema, ni sociedad, ni nada de nada
Los contenidos, el conocimiento, no se transmite, SE CONSTRUYE. Pero, claro, pregúntale a alguna de esas personas a las que me refiero si conocen a Piaget, Freinet, o a María Montessory, por ejemplo. Ni repajolera idea. Pregúntales en qué consiste el aprendizaje significativo, o el cooperativo, o dialógico. Sus caras te darán la respuesta. "No, no tengo ni idea-te responderán-, porque lo importante es que yo, para ser docente he tenido que estudiarme 111 temas sobre Matemáticas". Sí, pero es que tú no ejerces de matemático, sino de docente, y para ser docente, es necesario que te hayas formado en Pedagogía, Psicología y Didáctica y que, además, no dejes de formarte durante toda tu vida, porque los conocimientos tienen fecha de caducidad y tanto tú como tu alumnado debéis estar en disposición de actualizarlos con los medios que tenemos a nuestro alcance. Vamos a ver. ¿De qué nos sirvió, por ejemplo, aprendernos de memoria la lista de los reyes godos, eh? De nada.
Por otra parte, ¿hay alguien que se haya esforzado en aprender algo que no le interesaba lo más mínimo? NO. Y quien diga lo contrario, miente. Y no podemos ir por ahí tildando de zoquetes a nuestras alumnas y alumnos, cuando desconocemos los rudimentos de la profesión que estamos ejerciendo y que nos da de comer.
Pongamos un ejemplo muy ilustrativo que tuve la ocasión de presenciar ayer.
Un compañero de instituto, profesor de Lengua Castellana y Literatura, presenta una WebQuest sobre Trafalgar. Se ha basado en la obra de Galdós, pero también incluye la aportación de Pérez Reverte.
Al terminar la actividad, que ocupó un trimestre de la asignatura de "Procesos de Comunicación", para 4º de ESO, una alumna le dice: "Profe, ¿cómo es posible que siendo tan importante, no hayamos sabido nada sobre la batalla de Trafalgar, hasta ahora?"
Dejo la respuesta en el aire por si alguien desea contestarla.