sábado, diciembre 31, 2005

Fin de año y fin de blog.

Epílogo

Y al fin reina el silencio.
Pues siempre, aún sin quererlo,
guardamos un secreto.
Gabriel Celaya

viernes, diciembre 30, 2005

5...4...3...2...1...Tieeemmmmpo!. Se acabó.

Y he aquí la respuesta que nos ofrece Raimond Smullyan:
No estoy seguro de conocer realmente la respuesta a este dilema. La adivinanza en cuestión es un buen prototipo de toda una familia de paradojas. La mejor solución que he escuchado fue la de un abogado a quien planteé el problema. Este abogado dijo: "El Tribunal debería fallar el caso a favor del estudiante, éste no tendría que pagar, puesto que aún no había ganado su primer caso. Una vez terminado el juicio, entonces el estudiante debe ya el dinero a Protágoras, de modo que éste puede volver a litigar y demandar por segunda vez al estudiante. Esta vez, el Tribunal debería fallar el caso a favor de Protágoras, puesto que el estudiante ha ganado ya su primer caso."

jueves, diciembre 29, 2005

No tocar... recién pintado


... y sigo.

Presencia de la tristeza


Nos toma sin un porqué,
sin hora señalada,
sin un tímido ademán sobre la espalda;
franquea el instante su presencia advenediza,
pálida huésped
con su viudez de fiesta.
Y se asila en silencio,
fibra a fibra
se instala en nuestro lecho y nuestra mesa,
trasgrede todo muro, toda puerta
donde el alma se defiende
en pro y en contra.
¡Ah, tristeza!
¡Tristeza!
Parásita insaciable
necrófaga voraz,
te nutres de pretérito, revuelcas viejas ruinas.
Exhumas, siempre exhumas
las desoladas momias
que celan y vigilan batallas y naufragios,
soberbios esqueletos
de fracasadas fugas.
Engulles los despojos, cadáveres de sueños.
Una pena extraviada, un rencor que no te atañe.
Entonces
lloramos la certeza
de un río subterráneo
que crece entre los huesos
y mucho más adentro.
Y el río se vuelve mar, y el mar se torna eco
que repite honda tras honda
idéntico lamento.
Flor Alba Uribe

miércoles, diciembre 28, 2005

Viceversa


Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Mario Benedetti

martes, diciembre 27, 2005

Paradoja para hoy

Bueno, se termina el año y me estoy quedando con la paradoja de Protágoras sin resolver.
Y viene de antiguo...
Una vez, una persona me prometió reflexionarla.
Exactamente lo que me dijo fue:
"He estado leyendo la paradoja y prometo reflexionártela. No darle una solución. La hay simple y un poco absurda, pero... la resolvería. Sin embargo, las paradojas, en filosofía van más allá y no plantean la búsqueda de las soluciones. Más bien intentan poner de manifiesto las deficiencias del lenguaje y del pensamiento en la elaboración de enunciados."
¿La habrá resuelto ya?
(La solución la pongo antes de que acabe el año, lo prometo, pero mientras tanto se admiten aproximaciones)



(Editado el 24 de noviembre pasado)


Acaso una de las más primitivas paradojas conocidas sea la del profesor de leyes griego Protágoras, quien aceptó a un estudiante pobre pero de talento y convino con él en impartirle enseñanza sin cobrarle, a condición de que una vez que el estudiante hubiese completado sus estudios y ganara su primer caso ante los Tribunales le pagaría a Protágoras una cierta suma. El estudiante se avino a esta condición. Ahora bien, tras completar sus estudios no emprendió ningún caso legal. Transcurrido un cierto tiempo, Protágoras demandó al estudiante en reclamación de esa suma. He aquí los argumentos que ambos alegaron ante el tribunal.

Estudiante:
Si yo gano el caso, entonces, por definición, no tengo que pagar. Si lo pierdo, entonces no habré ganado mi primer caso, y yo no he contraído la obligación de pagar a Protágoras si no es hasta después de haber ganado mi primer caso. Así pues, sea que yo gane o que pierda el caso, no tengo que pagar.

Protágoras:
Si él pierde el caso, entonces, por definición, tiene que pagarme (después de todo, eso es lo que se ventila en este caso). Si lo gana, entonces habrá ganado su primer caso, y por tanto tiene que pagarme. En uno u en otro caso, tiene que pagarme.

Paradoja propuesta por Raymond Smullyan en su libro “¿Cómo se llama este libro?”
Dedicado especialmente a "Yo, la Peor de Todas" a "Mármara" y a "Tempus Fugit", con toda (buena) intención.
(Que conste que el autor encontró una posible solución a esta paradoja)

lunes, diciembre 26, 2005

Me abismo en una rara ceguera...


Me abismo en una rara ceguera luminosa;
un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
o en su disco de luz he quedado prendida?

No sé...
Rara ceguera que me borras el mundo,
estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo:
dame tu luz y vélame eternamente el mundo!

Delmira Agustini

jueves, diciembre 22, 2005

...


Las aves que llegaban a través de los aires
por las ventanas rotas entraban y salían
con rumor semejante al suspiro que damos
de mucho demorarnos en lo que ya ha ocurrido.
Robert Frost
(Ella, en el norte, ya lo sabe)

miércoles, diciembre 21, 2005

Temas en la carencia de un día ileso


Si viniese un día bueno, ¿lo cifraría mi gesto?
¿Mi voz sonaría húmeda, con alas, con luces?
Un día ileso.
Bajo azul, sobre verde.
Entre las gentes.
La bondad entera de un día, de un sol.
¿Filmaría mi lengua palabras superadas
o se haría torpe en el saboreo del día intacto?
(Orillas de día. Hilachas de días. Lindas.
Hojas de las rosas de horas claras.
Tantos días tronchados, mezclados).
Un solo día.
Un día de gran radio.
Un día simple
-carrera de minutero temprano, alto de siesta, la tarde toda-.
¿Lo cifraría mi gesto?
Bebí en el aire lluvia breve, fortuita,
y aún no sé si soy ágil.
Enriqueta Arvelo Larriva

martes, diciembre 20, 2005

49.

49.
Hay ciertas preguntas que te haces cada día,
aunque no quieras,
cada mes, cada año, cada siglo, cada milenio,
aunque no quieras,
aunque hayas creído encontrar unas
respuestas en un momento dado.
La pregunta y la respuesta son sólo una
respiración que te facilita vivir
en ese momento dado
Rafael Lamata Cotanda / Palabras contra Palabras.

lunes, diciembre 19, 2005

Balada de lo que oí


No supe quién me lo dijo.
El acento, divino.

No supe quién me lo dijo.
No corrí tras los detalles
cuando oí lo infinito.

No supe quién me lo dijo.
Lo oí.
¡Dichoso el oído mío!

En ese instante se hizo en mí lo armonioso.
Lo que oí va eterno y limpio.

Enriqueta Arvelo Larriva

domingo, diciembre 18, 2005

Toda la mañana ha hablado el viento


Toda la mañana ha hablado el viento
una lengua extraordinaria
He ido hoy en el viento.
Estremecí los árboles.
Hice pliegues en el río.
Alboroté la arena.
Entré por las más finas rendijas.
Y soné largamente en los alambres
Antes -¿recuerdas?-
pasaba pálida por la orilla del viento. Y aplaudías.

Enriqueta Arvelo Larriva

sábado, diciembre 17, 2005

Al otro lado de las montañas


Alguien dijo que había ciudades para soñar
al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire,
sumergidas en las lagunas,
o perdidas en el corazón del bosque.
Los que allá fueron nada encontraron,
ni altas torres ni jardines
ni mujeres hilando en el atrio,
ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita.
Sólo yo traje algo para seguir soñando
algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
algo que era una flor o un mirlo de oro
o un pie descalzo de mujer,
un sueño de otro que se ponía a dormir en mí,
echado en mis ojos,
pidiéndome que lo soñase mas allá de las montañas,
donde no hay ciudades para soñar.
Y ahora mi oficio es soñar, y no sé
si soy yo quien sueño, o es que por mi sueñan
campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño,
o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón.


Alvaro Cunqueiro / Al otro lado de las montañas.

jueves, diciembre 15, 2005

Volviendo a los colores


22
Las mujeres vampiro son menos peligrosas que las mujeres con un sexo prehensil.
Desde hace siglos, se conocen diversos medios para protegernos contra las primeras.
Se sabe, por ejemplo, que una fricción de trementina después del baño, logra en la mayoría de los casos, inmunizarnos; pues lo único que les gusta a las mujeres vampiro es el sabor marítimo de nuestra sangre, esa reminiscencia que perdura en nosotros, de la época en que fuimos tiburón o cangrejo.
La imposibilidad en que se encuentran de hundirnos su lanceta en silencio, disminuye, por otra parte, los riesgos de un ataque imprevisto. Basta con que al oírlas nos hagamos los muertos para que después de olfatearnos y comprobar nuestra inmovilidad, revoloteen un instante y nos dejen tranquilos.
Contra las mujeres de sexo prehensil, en cambio, casi todas las formas defensivas resultan ineficaces. Sin duda, los calzoncillos erizables y algunos otros preventivos, pueden ofrecer sus ventajas; pero la violencia de honda con que nos arrojan su sexo, rara vez nos da tiempo de utilizarlos, ya que antes de advertir su presencia, nos desbarrancan en una montaña rusa de espasmos interminables, y no tenemos más remedio que resignarnos a una inmovilidad de meses, si pretendemos recuperar los kilos que hemos perdido en un instante.
Entre las creaciones que inventa el sexualismo, las mencionadas, sin embargo, son las menos temibles. Mucho más peligrosas, sin discusión alguna, resultan las mujeres eléctricas, y esto, por un simple motivo: las mujeres eléctricas operan a distancia.
Insensiblemente, a través del tiempo y del espacio, nos van cargando como un acumulador, hasta que de pronto entramos en un contacto tan íntimo con ellas, que nos hospedan sus mismas ondulaciones y sus mismos parásitos.
Es inútil que nos aislemos como un anacoreta o como un piano. Los pantalones de amianto y los pararrayos testiculares son iguales a cero. Nuestra carne adquiere, poco a poco, propiedades de imán. Las tachuelas, los alfileres, los culos de botella que perforan nuestra epidermis, nos emparentan con esos fetiches africanos acribillados de hierros enmohecidos. Progresivamente, las descargas que ponen a prueba nuestros nervios de alta tensión, nos galvanizan desde el occipucio hasta las uñas de los pies. En todo instante se nos escapan de los poros centenares de chispas que nos obligan a vivir en pelotas. Hasta que el día menos pensado, la mujer que nos electriza intensifica tanto sus descargas sexuales, que termina por electrocutarnos en un espasmo, lleno de interrupciones y de cortocircuitos.
Oliverio Girondo

miércoles, diciembre 14, 2005

Sin título y sin colores

8
Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso!
¡Imposible saber cuál es la verdadera!
Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.
¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?
El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...
Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.
Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.
Oliverio Girondo

martes, diciembre 13, 2005

Topatumba

Ay mi más mimo mío
mi bisvidita te ando
sí toda
así
te tato y topo tumbo y te arpo
y libo y libo tu halo
ah la piel cal de luna de tu trascielo mío que me levitabisma
mi tan todita lumbre
cátame tu evapulpo
sé sed sé sed
sé liana
anuda más
más nudo de musgo de entremuslos de seda que me ceden
tu muy corola mía
oh su rocío
qué limbo
ízala tú mi tumba
así
ya en ti mi tea
toda mi llama tuya
destiérrame
aletea
lava ya emana el alma
te hisopo
toda mía
ay
entremuero
vida
me cremas
te edenizo
Oliverio Girondo
(Para anacoretas)

lunes, diciembre 12, 2005

Todo un poema


12
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.
Oliverio Girondo

domingo, diciembre 11, 2005

75., 76. y 77.


75.
En la noche
los oídos ven más que los ojos.
Los latidos mueven al cuerpo más que en el día.
El cuerpo es tan nuestro
que podemos entregarlo con los ojos cerrados.
76.
(No leas tan rápidamente como yo escribo.
Rellena tu lectura con las sugerencias
crecidas, proyectadas.
Y aquí va un beso con más volumen
que un cartel publicitario.)
77.
El amor no analiza,
huele.
Rafael Lamata Cotanda / Palabras contra Palabras.

sábado, diciembre 10, 2005

97.


Hay días en que las piezas encajan.
Hay días en los que no encajan las piezas.
¿Pero dónde hemos aprendido a entendernos
por pedazos?
Rafael Lamata Cotanda / Palabras contra palabras.
(A los que me conocen)

101.

Vives en Madrid
en el estrecho filo entre la noche y la mañana,
en el pequeño pasillo en el que piensas que
vives en Madrid,
en el que tienes unos minutos para mirar
dónde vives,
el resto, las horas, podrías estar en cualquier habitación del
mundo.
Rafael Lamata Cotanda / Palabras contra palabras.
(A quien no me conoce ni conozco)

viernes, diciembre 09, 2005

Secreto


Secreto.
Todo lo que está encubierto y callado.
Lugar secreto, donde no concurre gente.
Cosa secreta que encomienda uno a otro, latine secretum et arcanum.
(A quien no conozco ni me conoce)

jueves, diciembre 08, 2005

Equivocación


Descubro
que la geometría se burla de nosotras,
que los ejes cartesianos gastan bromas.

Nuestras materias separadas
a un tiro de doble decímetro.

Tu corazón y el mío
a un siglo-luz de distancia.
S. O.

miércoles, diciembre 07, 2005

Pleito al sol


Si la noche
oscureciera en mis pestañas,
no tendría que ocultarme
de tu rostro.
Pero huyo
sembrando de pisadas descarnadas
el camino.

Así no quiero que me veas,
en epidermis teñida de pesares.

No te burlarás de mí de nuevo.
Me arrojaré, si soy capaz,
a la laguna negra de tu olvido,
o me consumiré
en el fuego letal de tu abandono.

Mejor que aparezcan mis huellas
en la cara escondida de la luna,
así dudarás de mi existencia.

S. O.

martes, diciembre 06, 2005

Ancho Mar de los Sargazos


Exquisita
Enigmática
Sensual
Inolvidable
Jean Rhys

lunes, diciembre 05, 2005

Secretos

...
La fotografía es la invención de una visibilidad incalificable: la exhibición duradera de lo que desaparece, inadvertido. La fuerza de la fotografía parece residir en su capacidad para revocar el secreto: hacer visibles sus claves, desdecirlo, disiparlo. Ofrecer a la mirada el tiempo, la calma para la contemplación del fulgor crepuscular, preservar el fulgor del objeto antes de su hundimiento, revelar el secreto de su presencia en el borde de su desaparición. El vértigo de la fotografía es atestiguar la desaparición. Su pasión no son los actos, sino los escombros de los actos, no los objetos sino los mundos en su caída crepuscular. "El objeto --habría de escribir Merleau-Ponty-- es lo que es capaz de desaparecer." El acto fotográfico captura el momento de la desaparición misma, del eclipse del objeto, de la ausencia, para conseguir, paradójicamente, su sedimentación como imagen. El momento de la mirada fotográfica es el del ensombrecimiento, el de una fijeza mortuoria eclipsada por el resplandor de lo que desaparece. Expone una figura o un perfil desaparecido. Confirma la extinción de las presencias. Todo lo fotografiado ha sido.
...
Raymundo Mier / Ventanas de Merry Alpern: La fijeza, el asedio, la perversión.
(Un pequeño detalle para Gilberto G. T.)

domingo, diciembre 04, 2005

Afterglow


Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando el soñador advierte que duerme.
Jorge Luis Borges

sábado, diciembre 03, 2005

Sê paciente; espera


Sê paciente; espera
que a palavra amadureça
e se desprenda como um fruto
ao passar o vento que a mereça.
Eugenio de Andrade

viernes, diciembre 02, 2005

Elogio de la sombra


En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra. Lo mismo que una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante sensación de joya preciosa si fuera expuesta a plena luz, la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los efectos de la sombra.

jueves, diciembre 01, 2005

Escuchad...


Escuchad este silencio.

Joan Brossa / El tentetieso.