viernes, marzo 30, 2007

tácticas de cortejo

Viñeta de Forges

No saben, queridas lectoras, cuán curiosas resultan las tácticas de cortejo de los machos dominantes en el parque. Desde mi puesto de observación oculto en las alturas (me he colocado hasta unas ramas frondosas en la ventana y me pongo pintura de camuflaje al entrar al despacho) no dejo de maravillarme ante las técnicas diversas utilizadas por los machos.

Situación uno:
Grupo de adolescentes. Cinco chicos con estética (y supongo que ética) de “malotes”: ya saben, los chicos duros de la clase. Acompañándoles, dos chicas (a las que se sumaría más tarde una tercera). Las chicas jugando el viejo juego de la guapa y la fea. La guapa – que no lo era tanto como se creía - asediada por todo el grupo, y en especial por el malote supremo, como les contaré a continuación. La fea – que con un poco de autoestima y un buen asesoramiento de imagen quizás pudiera estar mejor que la guapa “oficial” – intentando llamar la atención del grupo.
Al parecer, el grupo estaba haciendo algún tipo de trabajo escolar sobre la ciudad, pues estaban trabajando sobre un plano de Gijón que habían desplegado en el suelo. Pero claro, los malotes no iban a rebajarse hasta el punto de hacer su tarea. Se sentaron en los bancos – sobre el respaldo, obviamente, sólo los pringados se sientan en el asiento – y tan sólo uno de ellos ayudó a las chicas a que el trabajo saliese adelante. Ellas, entre tanto, se turnaban en la tarea, pues sobre todo la guapa era constante objeto de las atenciones del jefe de la manada.
El susodicho lo intentó todo: si ella estaba sentada, sentarse a su lado y abrazarla, cogerla por la cintura, apoyar su cabeza sobre su hombro o mirar discretamente - e incluso acariciar – el tatuaje tribal que lucía allí donde la espalda está a punto de perder su casto nombre…; si ella estaba de pie, ir acercándose poco a poco, empujarla, abrazarla, cogerla por detrás, frotarse rítmicamente contra su culo (así como lo oyen, le arrimó la cebolleta cosa fina, sin cortarse un pelo); si ella se iba al kiosco a comprar algo, él rápidamente se abalanzaba tras ella; si ella cogía una bicicleta, él intentaba tirarla… Todo esto adornado con interjecciones y sonidos guturales varios, dado que la profundidad del discurso de semejante gañán no daba para mucho más. La chica se hacía de rogar, de vez en cuando le apartaba o se cambiaba de sitio, pero tampoco parecía que le hiciera muchos ascos al asedio. Ya se sabe, el jefe de la banda (delgado y ágil, como todo buen jefe de banda que se precie) que se interesa por ella, la reputación que eso da, la erótica del poder, etc etc. No importa que el tipo sea feo como él solo ni que las oraciones compuestas sean para él complejos arcanos: está bueno y manda sobre la manada, y eso es suficiente. Apuesto a que tarde o temprano el malote supremo conseguirá su objetivo, si es que no lo ha hecho ya. Y es que hay gente pa tó, como decía el torero. Y tías muy tontas también…

Situación dos.
Grupo de jóvenes opositores, habituales de la biblioteca. Como de costumbre, tras hacer un breve alto para estudiar, vuelven a reunirse en el parque a flirtear, que como ya les expliqué en alguna ocasión, es el motivo principal de su presencia allí (¿y aún habrá padres que se creen que sus hijos se han pasado el día estudiando en la biblioteca?). Ellos ejecutan su danza de amor alrededor de ellas, haciendo girar el círculo, cambiando de posiciones con un paso ágil, adelantándose y retrocediendo con delicadeza… Al verlos desde la ventana, diríase que se trata de alguna contradanza para laúd y tiorba, maravillosamente ejecutada. Ellas revolotean, sonríen e intercambian míradas pícaras las unas con las otras. No en vano, saben de su poder. ¡Demonios, vaya si saben! Son bellas y ejercen como tal, sin dudar en someter a los machos con sus caprichos.
Aquí las estrategias ya son más elaboradas que las del pandillero: para algo tienen que haber servido todos esos años de universidad… Éste recurre al viejo truco de consultar dudas sobre unos apuntes; aquel cuenta sus hazañas etílicas del pasado fin de semana; el de más allá desgrana algunos chistes para hacer reír a las bellas. Pero hete aquí que hay uno en concreto en la manada que destaca por su inteligencia, y propone un juego a la más despampanante: intercambiarse las chaquetas. La cuestión es un tanto ridícula, pues aunque el interfecto es delgado va a ser difícil que no haga saltar las costuras de la ceñida chaqueta de cuero de la estilizada nínfula. Pero el plan, a la postre, se revela diabólico. Por lo pronto, ofrece a toda la manada la visión de uno de esos fenómenos que se podría considerar casi un “expediente X”: ¿cómo es posible que una camiseta tan pequeña pueda tener un escote tan grande?. De repente, es como si una Venus triunfante se hubiera aparecido en el parque. El tiempo parece detenerse. Y como no, ella se recrea en la ceremonia del desvestido: saca pecho, sonríe pícara, sacude la melena, se despereza ante los lentos rayos de sol que acarician el suave vello de sus brazos. Se intercambian las chaquetas, y el muy taimado, mientras se introduce en la femenina cazadora, recibe los gritos, quejas y caricias de la hermosa, que intenta que no rompa la prenda con su rudeza. Ella, luego, se arrebuja en la chaqueta grande mientras pestañea con cara de inocencia, lo que él aprovecha para abrazarla entre risas, gesto que ella recibe con evidente agrado. Que maestro: con un juego en apariencia ridículo se la ha metido en el bolso…Para quitarse el sombrero. Mientras tanto, los otros prosiguen su danza, pero un tanto apagada ya por la eliminación de la dama principal.
Podemos concluir de todo esto que las estrategias de cada cultura para abordar los problemas son diferentes: mientras que en la cultura más primitiva el macho necesitó desplegar una gran actividad física y le llevó bastante tiempo la conquista de la joven hembra, en el estadio de cultura más avanzado el macho utilizó básicamente su inteligencia, con una gran economía de esfuerzo, para llevar a la presa a su terreno. Sea como fuere, al final, todos cumplieron su objetivo. Es fascinante esto del apareamiento de las especies, ¿no les parece?

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7 comentarios:

Roma dijo...

Hace tiempo que sigo los trabajos de campo del observador impertinente porque me parecen que están muy bien redactados, muy bien escritos, y porque además siempre me hacen sonreir.
Este observador impertinente que es el Foliot rojo tiene para mí (concretamente) el don de escribir excelentemente, su escritura discurre tan sin tropiezos que parece natural, como si lo que cuenta sólo pudiera decirse así y de ninguna otra manera.

Tenía ganas de hacerle este reconocimiento y he pensado que este trabajo de campo a pie de obra, (sobre el terreno)observando la táctica del cortejo es un ejemplo de lo que admiro en su modo de escritura.

el foliot rojo dijo...

Roma, gracias mil. Como te agradezco este honor. Me alegro de que te gustara mi post, aunque me hace ruborizar tanto elogio...
Si es cierto que la escritura discurre sin tropiezos, pues fabuloso, esa es una de las cosas que aprecio en un texto.
Un beso y gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Las gracias a ti por lo bien que escribes.
Y venga, otro beso, venga!

chusbg dijo...

Pues sí, buenísimo el texto, me he reido muchísimo, es muy del estilo de lo que más me gusta a mi del país, que es la columna de Antonio Martínez, sin querer hacer comparaciones.

Refleja una gran visión de la realidad con un estilo entre irónico y directo que engancha, me ha gustado mucho esa frase, además de otras, "No importa que el tipo sea feo como él solo ni que las oraciones compuestas sean para él complejos arcanos: está bueno y manda sobre la manada, y eso es suficiente". La verdad es que el chiste de Forges va de maravilla con él, suelo ver el país y esa mañana Forges con su chispa me hizo sonreir y afrontar mejor el día.

Gracias por traer el texto a tu blog y también felicitar al observador sinceramente por escribirlo.

Un saludo

Anónimo dijo...

Te ha gustado también? si es que es muy bueno! y sí, a mí también me recuerda esa chispa que tiene Antonio Martínez.
Pinchaste en el link de Forges? tiene una web muy dinámica y colorista.

el foliot rojo dijo...

Oigan, oigan, que todavía ese señor me va a poner una demanda por plagio y me buscan la ruina...
Gracias Chusbg, vaya comparación que me has hecho. Ya me gustaría a mí tener la gracia de Antonio Martínez jeje.

chusbg dijo...

Pues sí, es un gran artículo y habrá que seguir al observador en sus andanzas, he pinchado en la web de Forges y la verdad está muy bien, nunca lo había hecho.

Un saludo