viernes, septiembre 22, 2006

sólo sin manos?


Acabo de leer este artículo Conclusión: premisa en el blog de Alberto Adsuara, y me ha parecido divertida la anécdota y con una conclusión interesante.
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(P.D.: Espero que el autor no se me enfade por encontrarlo divertido.)

19 comentarios:

Luis Rivera dijo...

La anécdota además de ser divertida refleja el fracaso escolar de nuestro sistema, no de los chicos.
Cualquier manera de educar responsablemente, exigiendon esfuerzo y competitividad ha sido dejada de lado, en busca de un sistema de calidad que no puedo comprender.
La pedagogía es una disciplina cuya finalidad es formar a los jóvenes "para" la sociedad: darles formación para que se integren en ella. La educación es una cuestión familiar.
No se trata de formarlos en libertad sino en responsabilidad. la libertad es un hecho individual y social, pero en las escuelas es el esfuerzo, la responsabilidad y la competitividad las primeras herramientas.
Yo, sinceramente, hoy no iría al cole...
xshrrqq

Mármara dijo...

Jopé, qué lástima que sean estas horas y no pueda dedicrle el tiempo necesario al artículo de Alberto y a comentar la respuesta de Luis Rivera, que, como siempre, tiene mucha miga. Pero, aviso, volveré, y comentaré. Este tipo de anécdotas, como la de Alberto, son de las que me hacen pensar que si, un suponer, Ronaldo no está en plena forma, lo dejan en el banquillo y lo obliga a entrenarse aparte, con un preparador especial, hasta que la recupera. Pero aquí, en este país de pandereta, en el que todo el mundo mundial sabe de fútbol (y hasta le enmienda la plana al seleccionador nacional) y, por supuesto, de educación, colocamos a Ronaldo de delantero centro y culpamos a los defensas de no haber metido los goles.
Esta vez si que me has dado en todo el ojo, amiga mía, en todo el ojo.

chusbg dijo...

Suele ser este el discurso de los profesores, tiene toda la razón, aunque a veces hago memoria y no recuerdo que antes pasase nada diferente, el trabajo con las manos no gustaba a nadie, siempre se denigró la formación profesional, y la artística, lo correcto siempre fue formarse en algo en lo que te ganases bien la vida, con seguridad, y a ser posible sin usar las manos.

Yo me voy a quejar y seguro que no es este el sitio pero como no puedes quejarte en ninguna parte lo hago al hilo de esta documentada queja del profesor, mi hija ha tenido tres profesores de inglés en toda la primaria, ninguno sabía hablar inglés, pero sobre todo, ninguno sabía enseñarlo, la verdad es que no sé cómo se puede producir esa situación y lo que es más grave como sigue produciéndose.

Un saludo

La palabra que tengo que poner para habilitar el comentario es zvhmov, el primo ruso de zvmosol, curioso.
No entró a la primera (para mi como casi siempre) ahora es pqmrus

AleMamá dijo...

Desde acá fui y leí el artículo que dices y es para llorar pues es verdad.
Ésto le dejé allá:
"No sólo Spengler ha hablado de que la mano hace la diferencia entre la animalidad y humanidad. El filósofo español Leonardo Polo habla extensamente del tema y lo amplía a la familia. Yo me pregunto ante tu estupefacción, que compartimos, ¿no es ESE el punto neurálgico? ¿Los padres ausentes o que van a lo suyo y los hijos de nuevo descendiendo de los árboles?
Saludos sinceros. Te seguiré en mis bloglines ya te anoté"

****

Saludos, gracias por el dato de ese sitio.

Anca Balaj dijo...

Y a veces es incluso peor... Yo estuve un tiempo trabajando con un grupo... brrrr... de treinta alumnos pasaron el curso 3. Terrible.

Mármara dijo...

Después de leer atentamente la “divertida” anécdota de Alberto, y reconocer en ella a una parte de los, y las, docentes de este país, que siguen pensando que para enseñar es suficiente con acumular conocimientos e intentar transmitirlos desde una tarima, como si aún viviéramos en tiempos de Fray Luis de León; después de comprobar como este buen hombre reparte estopa a diestro y siniestro, responsabilizando de "su" fracaso a todo bicho viviente (sistema, sociedad, leyes educativas, profesorado de niveles anteriores, familias, y por supuesto la pandilla de zoquetes a quienes tiene que dar clase); después de buscar, infructuosamente, algún signo de reflexión sobre su propia práctica docente y hacerse cargo de "lo que le corresponde", sólo me cabe preguntar si alguien conoce alguna profesión que pueda ejercerse sin tener la formación necesaria para desarrollarla.
Si a estas alturas seguimos pensando que cualquier persona, por muchos conocimientos que posea, puede ejercer la docencia no es de extrañar que nuestro sistema educativo esté condenado al fracaso. Y cuando me refiero a cualquier persona me refiero a quienes no han incluido en su formación las nociones básicas de Psicología, Pedagogía y, por supuesto, la Didáctica específica de la materia que ha de impartir. Y, por supuesto, en ninguna profesión aceptarían a nadie que no se actualizara, a nadie que pretendiera ocupar su puesto de trabajo después de dieciséis años alejado de ella.
Imaginemos alguien optara a un puesto para conducir un autobús. Quien lo solicita asegura conocer a la perfección la mecánica de los motores, la estructura de los vehículos, la composición de los hidrocarburos e, incluso, el proceso de fabricación de los neumáticos, pero nunca, nunca, ha conducido un coche. ¿Alguien, en su sano juicio, le daría el puesto? Pues eso.

Marcela dijo...

De acuerdo totalmente con Mármara. Añado además que el alumno tenái razón respecto al paspartú, porque ahora son otros tiempos y me parece estupendo. Es como si en vez de word, a mí me diera por escribir con letra gótica todos mis documentos. Quien esté tan mal en su profesión docente y sólo vea fracaso del alumnado donde quizá haya falta de actualización del profe, que ponga una mercería porque el alumnado no merece algo así.
Además, recuerdo que eso mismo que dice este profe, me lo decían a mí mis profes, y ahora tengo 42 años ¿un problema generacional??????
PD: mi palabra es: olegjmh, que es la exclamación torera de un alemán lleno de cerveza.

Luis Rivera dijo...

Pues mi palkabra es ryenv y me da por pensar que ryenc de ryenc, osea, nadac de nadac. Valos a ver: el sistema pasa por aceptar el mínimo esfuerzo en el alumno, por eludir el premio al trabajo bien hecho y por entender que las disciplinas académicas se pueden dar sin exigir a cambio esfuerzo y resultados. Ir al cole en una obligación social para formar personas en la sociedad impartiendo conocimientos humanísticos y funcionales. Ir al cole no es otra cosa, lo siento mucho. Que los chicos no se esfuercen por hacer una manualidad me parece un absurdo enorme y que se les tolere una aberración. T lo que el maestro plantea no es una cuestión de perfección sino de esfuerzo. Es que es ponerse a hacerlo y hacerlo bien. Como no se exige hacerlo bien no vale la pena ni intentarlo.
Insisto: ryenc de ryenc.

Mármara dijo...

Estoy segura de que hablas basándote en tu experiencia, Luis (no sé si como docente, tal vez como padre), pero puedo asegurarte, desde la experiencia que me proporcionan 27 años en el aula y una en formación del profesorado, que la realidad no es tal como tú la pintas. Al menos, no es esa mi realidad, ni la de mis colegas, ni la de mi familia.
La realidad es que, en la enseñanza pública (no así en la privada, que no concertada, que conozco), se exige al alumnado trabajo y esfuerzo. Hasta tal punto que las criaturas de ocho años en adelante, suelen tener una jornada laboral superior a la de cualquier persona trabajadora. Cinco o seis horas de permanencia en el aula, clases extras de idiomas, o particulares (si las necesitan, que casi siempre las necesitan porque no dan abasto), una hora, de media, dedicada al deporte y su par de horitas, cuando no tres, para hacer "los deberes". ¿Haces tu mismo la suma?
Ahora bien, de lo que habla Alberto en su artículo y de lo que hablas tú, en este post, no es de lo que hablo yo.
Yo te hablo de que ni la sociedad en la que vivimos ni la enseñanza que conocimos tiene ninguna relación con la actual. Hablo de que es obligación del profesorado formarse, constantemente, para no quedar fuera de bolos, y hacer una mínima reflexión sobre su propia práctica docente, para no tener que echar TODOS los balones fuera. Hablo de que YA no es suficiente con saber mucho de una materia para poder impartirla, porque el profesorado YA NO ES ese pozo de sabiduría indiscutible, y su misión YA NO PUEDE SER intentar transmitir unos conocimientos que están al alcance de cualquiera que maneje, a nivel de usuario, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Es misión del profesorado ACOMPAÑAR a su alumnado en la construcción de los aprendizajes necesarios para que pueda seguir aprendiendo, de forma autónoma y adecuada a sus necesidades, durante el resto de su vida (Convergencia de Bolonia para el 2010), y no le ocurra lo que le está ocurriendo a cierto tipo de docentes anclados en el pasado, que no son capaces de adaptarse a los tiempos que corren, por la sencilla razón de que siguen convencidos de que no existe otro tipo de docencia que la de la clase magistral, en la que el alumnado es un sujeto pasivo que nada tiene que aportar a su propio aprendizaje.
Es obligación del profesorado MOTIVAR a su alumnado, para que encuentre sentido a los aprendizajes que se le proponen, y no reniegue del Conocimiento, como reniegan quienes tienen la desgracia de encontrarse en su camino con los "frayluisdeleon" de turno que siguen instalados en su púlpito diciendo lo que decían ayer, como lo decían ayer.
Voy a decirte una cosa, Luis. Es muy difícil que alguien que encuentre sentido a su aprendizaje, escatime esfuerzos, muy difícil. Y te lo digo porque lo he vivido en vivo y en directo.
Y otra más. Nada hay más gratificante que aprender, lástima que sea la Escuela la que se encargue de aniquilar las ansias de aprendizaje de la infancia y de la juventud.

chusbg dijo...

Perdona Mármara es emocionante oir decir eso asi con esa contundencia, desde la razón y sabiamente argumentado.

Yo he seguido la educación de mi hija y he visto todo eso que tu tan magistralmente explicas y más me encantaría haberlo sabido unos años atras, bueno, no saberlo, que no es difícil darse cuenta, sino saberlo explicar así; aunque si te digo la verdad seguro que no me hubiese sevido de nada pues el corporativismo que yo he apreciado impedía cualquier tipo de iniciativa, siendo estos profesores que entienden un poco la enseñanza los más denostados por sus compañeros, se me llegó a decir de una de ellas, ¡sus mismos compañeros! que, es que era una blanda.

Veo protestar al profesorado y echar la culpa a los padres, que tendremos nuestra parte de culpa, como no, mi hija ha tenido profesores que tenían el mismo plan que los otros y que enseñaban como los ángeles, por desgracia los menos.

Bueno yo con este tema tiendo a desbarrar pues me corroe las entrañas seguir la educación de mi hija viendo lo que se ve.

Tampoco el sistema es nada bueno, eso es también una cruda realidad, existe en Finlandia, que es una de las naciones que mejor sistema tiene de educación, la obligación de pasar un examen de idoneidad para la enseñanza además de la oposición pertinente, aquí no se hacen oposiciones ni siquiera para cubrir vacantes y se tira por el camino de consolidar a los interinos que, no digo yo que no se lo merezcan algunos, pero es que eso va en detrimento de la calidad, tiene que haber prefesores con su oposición, en la que participe todo el mundo con las mismas premisas.

Me gustaría volver a decirte Marmara que el comentario anterior tuyo me hace albergar esperanzas de que hay buena gente en la educación, que sabe lo que hace y lo que dice, como tu.

Yo que soy ateo, rezo todos los los cursos para que le toquen buenos profesores a mi hija, me acuerdo de mis pocos buenos profesores y es lo que tengo, esas almas caritativas que se molestaron en enseñarme un poco.

Un saludo

Roma dijo...

Glups... estoy algo así como un poco "acongojá"... es acongojá o acojoná?, aquí calladita mirando lo que escribís... y sin saber qué decir, pues yo es que me siento como confraternizando con todos y con todo lo que decís y pensando que todos lleváis razón y que ninguno está diciendo cosas contrarias a los otros pero sí distintas y desde ángulos diferentes.
Una servidora, que no terminó sus estudios en la Escuela del Profesorado de Educación General Básica allá por los años 70 por causas que no vienen a cuento y que no ha ejercido nunca la profesión de maestra a pesar de creerse con vocación, sólo puede opinar del asunto como alumna que fue y como madre de alumno que también fui, y por supuesto y por descontado que prefiero hablar de mi experiencia puesto que no sé nada más. Y mi experiencia es la de que la figura del profesor-profesora, del maestro-maestra, fue fundamental para mi aprendizaje, y tengo un recuerdo absolutamente claro y distintivo de cada profesor-a, de los métodos de cada uno, de las maneras de dar las clases; de los modos de enseñar y de hacer interesantes y agradables los temas y provocarme una emoción y una actividad y un gusto por la asignatura, o no, o al contrario, los modos de que se me atragantara su asignatura para siempre.
Todo lo que aprendí, sea poco o mucho o suficiente, fue con los maestros-as y en la escuela, y no porque mis padres no se preocuparan de enseñarme nada sino porque ellos jamás pisaron la escuela y por tanto en nada podían ayudarme en mis estudios.
Cuando me tocó ser mámá de alumno rebotado, lider carismático revolucionario, que alteraba la clase porque divertía tanto a los compañeros que no podían dejar de reir y de seguirle las tontadas, que estudiaba poco porque se aburría y porque no prestaba atención, me tocó sobrellevar un via crucis que no voy a contar aquí. Diré que me encontré con una buena porción de profesores-as a los que les vino de perlas saber que era un niño "de padres separados", y cada vez que me llamaban para hablar conmigo del proceso-problema escolar de mi hijo me sometían a un interrogatorio en busca de vete a saber qué oscuras causas. Todos los profesores-as no fueron igual, por eso sé que los otros "tiraban los balones fuera" como dice Mármara.
Bueno, cada uno es su experiencia, nada es igual para todo el mundo, y en la mía, por lo que he visto, pues pienso que los profesores SÍ tienen responsabilidad en los resultados del aprendizaje de sus alumnos.
Estoy completamente de acuerdo con Mármara en que el profesorado ha de adaptarse a su tiempo, el problema es que los tiempos hoy corren a velocidad de vértigo y las sociedad está en constante transformación.
No entiendo más ni estoy yo al tanto de la problemática que tendrá el profesorado para estar constantemente reciclando conocimientos y contenidos,algunos serán como frayluisdeleón pero intuyo que otros muchos estaran pendientes de su propia formación como algo que nunca se termina y que siempre hay que repensar.
Y, bueno, nadie somos supermanes, ni los profes, ni los alumnos, ni los padres.
Y, como dice mi padre, te toca lo que te toca, y al que le toca le toca, jajaaa
Puff, creo que me he "pasao"
Mil besos "repartíos"

(jajajaaaa, la palabrita es STOEVNU, esto no, que no, que no pue se)

Marcela dijo...

Mármara, lo has bordado, me quito ante ti el sombrero que no tengo. Comulgo con todas tus palabras porque vienen de la diosa sabiduría. Colega, que los ánimos no te abandonen nunca porque profes como tú hacen falta siempre para que la juventud sepa que aprender es una gozada.
Y ahora resulta que la palabra que me toca es fyyxc, que me suena a cualquier frayluisdeleón poniendo el dedo ante su boca y mandando callar al alumnado que, querámoslo o no, está vivo.

Luis Rivera dijo...

Mármara: estoy de acuerdo con tu pasionado escrioto en casi todo y el "casi" es esguramente irrelevante. No soy docente yu si padre, pero no hablo por mi experiencia sino por la visíón de una sociedad en la que la enseñanza de nuestros niños y jóvenes queda en manos de sus maestros (no les puedo negar a estos calidad, los que la tengan, y ligereza a los demás) sin atender a las obligaciones de educar y formar que tiene el hogar.
En esta sociedad el esfuerzo por alcanzar una meta y obtener un premio ha sido desnaturalizado. En la ssociedad y en el sistema escolar. Hablo de una sociedad en la que la competitividad es la base del futuro laboral, cuando debería ser también una parte integrante del sistema de educación, para acceder por emulación. No hablo de competitividad salvaje sino del gusto de ser mñas y mejor.
Viví muy de cerca dutrante bastante tiempo en una de esas familias en la que la excepción eran los que no eran maestros. No fallaban ellos, fallaba el sistema. Los cambios constantes, la falta de autoridad en el aula, las presiones sociales que hac´´ian que algunos enseñantes perdieran el rumbo.
No quiero entrar en ejemplos, que por su categoiría de anecdóticos lo que menos nos dan es la razón. Yo encuentro que ni el sistema ni los padres coinciden en la rigurosa imagen que debe ser la escuela para la uniodad familiar.
La rebelión de las masas es un hecho (no malo) pero que genera dificultades cuando todo se pasa por el rasero de la banalidad.
Si estás en desacuerdo con esto, entonces estamos en desacuerdo, pero no me ha parecido poder decir que no estaba de acuerdo contigo por tu escrito. Yo exigiría mucho más, al sistema y a las familias.

Mármara dijo...

No, Luis, no estoy en "total" desacuerdo. Desde luego que no. Tienes gran parte de razón en lo que dices. Sólo que en el tema del premio y el esfuerzo hay algo que sí me gustaría matizar. Para mí, y eso es lo que intentado transmitir a mi alumnado, el premio consiste en el placer que te produce aprender, que es lo que la Escuela arrebata a la infancia, sustituyéndolo por un sistema de premios y castigos que, a mi entender no resultan ni efectivos ni gratificantes.
Cuando hablamos de "sociedad" y "sistema", también a mi entender, estamos lavándonos las manos, dejando en manos de "otros" el control de nuestra existencia, en este caso profesional.
Quienes, dedicándose a la enseñanza, se han dejado "despistar" por esos cambios, es que no han estado a la altura de las circunstancias, no han sabido adaptarse a los tiempos y se han parapetado en "culpas" ajenas para responsabilizarlas de su fracaso.
Y las familias... Las familias. Verás. Cuando una madre (casi siempre son las madres) acude a una visita de tutoría, antes de que abras la boca, ya te dicen lo que creen que quieres oír: que su hija-o es un vago-a, que no se esfuerza lo suficiente, que podría hacer más, que ya sabe ella que es un desastre... Y te lo dicen porque ése es el discurso que se les transmite. ¿O no? Pero cuando le dices "Estoy encantada con tu huja-o, es amable, participa, se esfuerza, pero no llega (o sí). Cuéntame cosas de tu hija-o. Dime cómo es, qué le gusta hacer fuera del cole, hay algo que le preocupe..." y "Vamos a ver si entre las dos encontramos la forma de ayudarla-e a...", en general, esa madre colabora contigo en lo que le pidas, y procura, dentro de sus posibilidades en trabajar conjuntamente contigo. Y no hay sistema ni sociedad que pueda con la implicación que surge de esa la relación personal que estableces, cuando esa madre comprende que la educación de su hija-o es cosa de dos. Y la orientas, y le pides consejo sobre como actuar, porque ella conoce a su hija-o mejor que tú y está harta de que la llamen para escuchar barbaridades, aunque la criatura sea de sobresaliente, porque nunca nos basta, siempre pretendemos estrujar más. No es cierto que las familias se desentiendan, sencillamente, no contamos, real y sinceramente con ellas. Sólo les tiramos mierda encima y las culpamos de nuestros fracasos.
En cuanto a la autoridad, siento decirte, Luis, que es otra de las falacias al uso. Se tiene el poder, pero no la autoridad. Y es, precisamente, cuando tratas de imponer el poder, casi siempre por la fuerza (del suspenso, del castigo, de la amenaza...) cuando pierdes la autoridad. La autoridad no es algo que te venga dado por la gracia divina, es algo que el grupo te otorga (como te otorga su confianza), cuando actúas con honestidad, sinceridad, ecuanimidad y justicia. Y quien no es capaz de ganarse el respeto, y por ende la autoridad, en su grupo, que se dedique a otra cosa.
Y, Luis, puedo asegurártelo, la infancia (y también la adolescencia y la juventud) es competitiva por naturaleza. Quisiera verte en un aula con personitas de doce o catorce años comprobando hasta dónde llega su competitividad, y su pundonor. Sólo tienes que darles la oportunidad de serlo deportivamente.
Ya sé que cada quien habla de la feria según le va en ella, y puedo asegurarte que el trabajo en el aula es de los más duros. Porque requiere implicación, y esfuerzo, y estar cerca de tu alumnado. Y que no todo es tan idílico como parece que quiero pintarlo. Pero lo que sí te aseguro es que, como dice un querido amigo, "las disculpas son como los culos, todo el mundo tiene uno". Y no podemos seguir refugiándonos en los desastres del sistema y el camino errático de la sociedad, y sus múltiples defectos, para ocultar nuestros propios errores, lavarnos las manos (como Pilatos) y seguir mirando hacia otro lado.
Ya lo dijo Pericles, hace 2500 años: "No preguntes qué puede hacer Atenas por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por Atenas".
Ésa es la clave.
Gracias Marcela, Chusbg y Roma por vuestras amables palabras. Hay mucha ente mejor que yo en la Enseñanza, sólo que no se les oye. Sólo se oye a gente como Alberto, que hacen mucho ruido con sus quejas y sus barbaridades. A la gente que trabaja por su alumnado, que se deja la piel en el aula, a esos y esas no se les oye por la sencilla razón de que emplean sus energías en su trabajo.

chusbg dijo...

Mármara aciertas otra vez, bueno lo importante es como lo transmites, con lo de las familias, es una cosas que cuando la oígo me pongo malo, es como decir que tacaños son los franceses y que envidiosos los españoles.
Gracias por otra lección magistral.
Un saludo

Mármara dijo...

Jopé, Chus, estás haciendo que me sonroje.
No pretendo dar lecciones magistrales, sino relatar mi experiencia y la de muchas personas que, como yo, entendemos que la educación no tiene nada que ver con la instrucción que recibimos, sino con algo mucho más amplio, complejo y fascinante; que tenemos el convencimiento de que nuestra labor vale de muy poco si no contamos con las familias; que creemos que las chicas y los chicos a quienes pretendemos enseñar pueden enseñarnos tanto o más de lo que podemos ofrecerles y por eso intentamos que el aprendizaje sea una tarea común en la que las dos partes salen ganando.
Sé que estoy extendiéndome mucho en las repuestas y no me gustaría ser más pesada de lo que estoy siendo, pero es que me toca tan de cerca este tema, que no he podido por menos que despacharme a gusto.
Me toca por mí, que fui fracaso escolar. Me toca por mis sobrinas y sobrinos, que padecen las consecuencias de una enseñanza mal entendida. Me toca por las chicas y los chicos que he conocido durante mis 27 años de docencia.
Mira, tengo un sobrino de 11 años que, después de repetir 4º de Primaria, ha llegado a 5º silabeando. Y nadie se ha molestado en intentar que corrija ese defecto que es consecuencia directa de una mala docencia. Mi sobrino vive en el campo. Es un niño inteligente y despierto, que conoce los nombres de las plantas, de los árboles y de los animales de su entorno, de las herramientas que maneja mi hermano, que es ebanista, además de floricultor. Trepa a los árboles, maneja el monopatín y la como un campeón, porque está acostumbrado a hacerlo por terrenos que a mí me ponen los vellos como escarpias; es capaz de reproducir diálogos enteros de las decenas de películas que componen su vidioteca; su nivel de cálculo mental es apabullante. Pero no es un lector experto. No le gusta leer. Sólo pensar que tiene que hacerlo se pone enfermo. En su escuela culpan a sus padres, a pesar de que mi cuñada pasa las tardes con él haciendo la ristra de deberes que lleva el pobre y no lo deja salir a jugar hasta que lo acaban todo, momento en el que el muchacho está tan agotado que sólo puede irse a la cama. Momento en el que mi cuñada se sienta con él en la cama y leen juntos, un poco ella, un poco él, hasta que lo vence el sueño.
No ha habido ni una sola maestra, ni un solo maestro en ese colegio que haya intentado ayudarle. Lo han machacado tanto que ni siquiera ha podido ganarse lo que le prometí si lograba superar las 120 palabras por minuto que debe leer una criatura de 2º de Primaria.
Existen métodos para que corrija ese vicio, pero nadie en su colegio los ha puesto en práctica con él por la sencilla razón de que no los conocen. Mi sobrino está en un aula con otras trece criaturas, pero, hasta ahora, sus maestras no han encontrado tiempo para resolver su problema con la lectura.
Eso sí, el fin de semana pasado llegó a mi casa con una fotocopia oscura que contenía quince ejercicios de matemáticas, pesados, reiterativos y estúpidos. Para que se motive, el muchacho, para que se divierta, para que encuentre significado a lo que tiene que aprender. Ejercicios que le leyó su padre para facilitarle la tarea, porque como tiene problemas con la lectura, para qué hablar de la comprensión.
Y luego protestamos de nuestro alumnado. ¡Maldita sea!

chusbg dijo...

Me alegro mucho de que sigas poniendo estas cosas que pones, lo siento, pero es que eso que dices es justamente un gran problema con el que yo he tenido que lidiar y sólo nos hemos tenido mi mujer y yo para consolarnos pues nada, nada se puede hacer, cualquier cosa que intentes puede repercutir en la calidad de vida de tu hija en el cole, es un sistema que no deja expresarse a nadie, sin autocrítica como dices, bueno, que así es en definitiva, como tu lo explicas, y es sencillo pero es como si no se viese, como si fuese un espejismo.
Igual estoy siendo un poco pesado y empalagoso, pero es que el asunto hace que se me revuelvan las tripas, mi hija llegó a somatizar todo lo que la pasaba en el cole a los cinco años y una niña que adora los estudios y que le encanta aprender, llegó un momento que no quería ir al cole, afortunadamente duró poco, un cambio a tiempo nos salvó, pero supuso un gran sacrificio de tiempo pues estaba mucho más lejos el nuevo colegio.

Un saludo

Mármara dijo...

No, Chus, para mí no estás siendo pesado. Es más sería conveniente que las voces de las familias, como la tuya, la de mi sobrino y tantas más, alzaran la voz pidiendoles a esa manada de elefantes (y conste que no tengo nada contra los elefantes) que dejaran la enseñanza y, como dice Marcela, que pusieran una mercería, o una ferretería.
También influye la política educativa que no exige,a quienes decidan dedicarse a la docencia,la formación necesaria y el permanente reciclado que, sin despreciar a nadie, se les exige hasta a las limpiadoras de las empresas de limpieza.

chusbg dijo...

Yo creo que el mal es un mal endémico, que va desde arriba hacia abajo, y abajo es donde lo notamos, es puntual, pero también es estructural, hemos apostado por la incultura, visto desde un punto de vista político y por ende desde un punto de vista social, bueno,lo notamos abajo pero convulsiona a todo el país, le hace menos competitivo, incluso le hace menos feliz que en definitiva es de lo que se trata.

Hay una frase que repito muchas veces que no sé como es natural en mi, quién la dijo. "la cultura es muy cara, prueba con la incultura"

La incultura es mucho más cara y por ella hemos apostado los españoles, todo esto bien entendido, hablando de una manera general, cuando uno se expresa así, comete injusticias, hay afortunadamente gente muy buena dando clases y gente con ganas de aprender y enseñar, espero que tu no seas tan pesimista como yo y sigas dando clases y formando profesores y diciéndoles esas cosas que tu dices.

Pido perdón pero, lo único que yo espero, como todos, es que le toquen unos buenos profesores a mi hija, ¡qué le toquen! como en la lotería, yo la ayudaré siempre todo lo que pueda y seguro que luego cuando termine, como todo el mundo, la educación no es cosa mía; aunque creo que yo siempre seguire dando toda la guerra que pueda, va en mi carácter.
Un saludo