El poeta Juan Gelman escribe alzándose sobre sus propias ruinas, sobre su polvo y su basura.
Los militares argentinos, cuyas atrocidades hubieran provocado a Hitler un incurable complejo de inferioridad, le pegaron donde más duele. En 1976, le secuestraron a los hijos. Se los llevaron en lugar de él. A la hija, Nora, la torturaron y la soltaron. Al hijo, Marcelo, y a su compañera, que estaba embarazada, los asesinaron y los desaparecieron.
En lugar de él: se llevaron a los hijos porque él no estaba. ¿Cómo se hace para sobrevivir a una tragedia así? Digo: para sobrevivir sin que se te apague el alma. Muchas veces me lo he preguntado, en estos años. Muchas veces me he imaginado esa horrible sensación de vida usurpada, esa pesadilla del padre que siente que está robando al hijo el aire que respira, el padre que en medio de la noche despierta bañado en sudor: Yo no te maté, yo no te maté. Y me he preguntado: si Dios existe, ¿por qué pasa de largo? ¿No será ateo, Dios?
Eduardo Galeano / El libro de los abrazos.
Los militares argentinos, cuyas atrocidades hubieran provocado a Hitler un incurable complejo de inferioridad, le pegaron donde más duele. En 1976, le secuestraron a los hijos. Se los llevaron en lugar de él. A la hija, Nora, la torturaron y la soltaron. Al hijo, Marcelo, y a su compañera, que estaba embarazada, los asesinaron y los desaparecieron.
En lugar de él: se llevaron a los hijos porque él no estaba. ¿Cómo se hace para sobrevivir a una tragedia así? Digo: para sobrevivir sin que se te apague el alma. Muchas veces me lo he preguntado, en estos años. Muchas veces me he imaginado esa horrible sensación de vida usurpada, esa pesadilla del padre que siente que está robando al hijo el aire que respira, el padre que en medio de la noche despierta bañado en sudor: Yo no te maté, yo no te maté. Y me he preguntado: si Dios existe, ¿por qué pasa de largo? ¿No será ateo, Dios?
Eduardo Galeano / El libro de los abrazos.
4 comentarios:
No hay mayor dolor que el de sobrevivir a los hijos, no quiero ni imaginarlo. No creo que se supere, se aprende a vivir con ello. A Dios deben de gustarle esas cosas, puedo poner dos ejemplos: Isaac -Abraham, su padre, lo iba a matar sin ningún rubor- y Jesús...¿para demostrar qué? Dios sabrá, yo no tengo ni idea, ni falta que hace.
Esa horrible sensación...la describió bién vuestro poeta M.Hernandez :"Un manotazo duro, un golpe helado,un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal..."
Hay una frase que se repita en los clásicos romanos de finales de la república o principios del imperio. Está en Tácito, en Cicerón, en Lucano y en muchos más y a mi siempre me ha encantado porque supone un punto alto de conciencia y clarividencia entre la gente culta, los intelectuales, etc. de la época. La frase dice "si los dioses existen no se ocupan de los hombres". Que bien nos iría hoy usarla para relativizar el tema. Hay una obra de teatro en inglés americano que se llama JB, la vi hace unos treinta años, en la que hay una frase hermosa que dice así: "si dios es dios no es bueno, si dios es bueno no es dios" El juego de palabras entre dios y bueno la hace, en inglés, preciosa.
Yo diría: "si dios existe, no tiene verguenza", aunque el problema de la existencia de dios es para mi un tema menor y superado.
¿no será más bien que no existe? Siempre tratando de justificar lo injustificable. Sencillamente lamentable. La crueldad del hombre no tiene límites y no debemos justificarlo más que por nuestra propia naturaleza destructiva.
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